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CHINA: El objetivo actual para nuestro crecimiento.

Desde que las primeras sociedades políticas organizadas (tribus) comprendieron que no podían producir todo lo que necesitaban y que otras sí lo podían hacer pero que también tenían deficiencias en producir bienes que sí lo producían otros, la negociación se convirtió en un elemento clave para la realización del comercio tribal, luego regional, zonal y posteriormente continental, todos con la idea de satisfacer esas necesidades faltantes y también obtener un rédito.


Los tiempos actuales nos enseña que la negociación avanza hacia un nievo criterio, el ganar-ganar, ya que no se puede negociar lo que no se tiene y menos imponer condiciones. Las negociaciones que ahora tienen la categoría de Acuerdos Comerciales nos involucran en un mundo lleno de oportunidades, pero para ello hay que saber negociar con inteligencia para no perjudicar a nuestra producción.


A mediados de enero de este año, autoridades ecuatorianas y representantes del sector empresarial participamos en una nueva ronda de negociación para alcanzar un acuerdo comercial con México. La expectativa es que dicho acuerdo se concrete este año, pero hay varios temas sensibles que tratamos.


En el lado ecuatoriano existe un equipo técnico valioso, voluntad política y decisión empresarial, donde se consideran las fortalezas y debilidades de las distintas industrias del Ecuador. Un hito importante es que, después de quince años, se reactivó el ‘cuarto adjunto’ que es el espacio donde el equipo negociador consulta al sector privado mientras ocurre la negociación. Un acuerdo comercial con México es la plataforma para entrar a la Alianza del Pacífico y esta, a su vez, es una vía para estrechar nuestros lazos comerciales con China y las economías de Asia Pacífico.


Esta es la región con mayor crecimiento económico durante estos años de pandemia por la política económica y comercial que lleva adelante China. Negociar como bloque con un país-continente como China sería más conveniente porque nuestra voz tendría más peso. China está abierta a las negociaciones con bloques comerciales de países. De hecho, el multilateralismo es una pieza clave de su fórmula de crecimiento.


Al momento de escribir este artículo, el presidente Guillermo Lasso está en China teniendo como un tema a tratar con su homólogo de China, Xi Jin Pin, un acuerdo comercial que impulse la economía ecuatoriana hacia nuevos niveles de crecimiento cono solamente en el campo comercial, sino en la materia de inversiones y tecnología.


China sabe que fomentando la integración de los países en desarrollo y ayudándolos a crecer a través de inversiones, proyectos de cooperación e importaciones, ganará grandes aliados especialmente en América Latina y África. Esta fue una de las lecciones aprendidas durante la crisis financiera asiática que comenzó en 1997 y en el proceso de consolidación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).


En el ámbito político, a China le conviene fortalecer lazos con un bloque de países porque contaría con un apoyo más sólido para el principio de “Una sola China” y con el voto de ese bloque a favor de China en las organizaciones multilaterales mundiales. Pero más allá de estas expectativas, hay un hecho cierto para nuestro sector, el banano ecuatoriano está retrocediendo en el mercado de importación de China.


Nuestra participación era del 24% en el 2019 y al finalizar el 2021 se ubicó en el 12%, esto es, en dos años reducimos nuestra participación en la mitad y eso es algo preocupante, por la consolidación de sus vecinos que son Vietnam, Camboya y Laos, que han incrementado la producción de la fruta. Esto es un hecho actual que un Acuerdo Comercial podría mejorarlo a nuestro favor, al permitir que nuestro banano ingrese con arancel cero. Pero antes de llegar a ese escenario, otros pasos deben cumplirse. La Alianza del Pacífico tendrá que implementar un trabajo en equipo con China para superar varios desafíos:


  • El desequilibrio del desarrollo económico entre los estados miembros y las subregiones;

  • La dependencia de las materias primas por parte de la mayoría de las economías latinoamericanas;

  • La competencia entre los organismos subregionales de integración;

  • Las divergencias sobre la gobernabilidad en Latinoamérica que oscila entre la izquierda y la derecha;

  • Considerar la influencia histórica de Estados Unidos en la región.

Todo este esfuerzo de negociación vale la pena por todas las oportunidades que China representa: un mercado de 1.4 billones de habitantes, una clase media creciente de 800 millones de personas, nuevas tendencias de consumo que han dado paso al surgimiento de tiendas “on y offline”. Además, la balanza alimenticia de China es deficitaria, el consumo de frutas per cápita es de 60 kilos, de los cuales el 60% es fruta importada.


Por todo eso debemos tener a China y Asia Pacífico en la mira.

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