No es solo la lluvia: la infraestructura como frontera entre la cosecha y la pérdida
- hhungria7
- 25 abr
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En el litoral ecuatoriano, las lluvias de marzo de este año han puesto a prueba la resiliencia de las fincas bananeras de Guayas y Los Ríos, dos de las principales provincias productoras de banano en el país. Según un reciente reporte del Observatorio Estadístico de AEBE, basado en datos climáticos y encuestas a productores locales, las precipitaciones han evidenciado grandes contrastes y desigualdades en la capacidad de respuesta ante eventos climáticos extremos.

Guayas y Los Ríos: dos realidades distintas frente al agua
Mientras que el 60% de los productores en Guayas reportó precipitaciones por debajo de los 150 mm, en Los Ríos el 43% indicó niveles superiores a los 400 mm. Esta diferencia, más que un dato meteorológico, revela un desafío estructural: la capacidad de las fincas para evacuar el agua acumulada. En las fincas con precipitaciones entre 150 mm y 250 mm el 100% de los encuestados logró evacuar el agua en menos de 12 horas. En cambio, en las fincas con más de 400 mm de precipitación, un preocupante 14% tardó más de 36 horas, tiempo que según expertos marca el umbral crítico donde la planta empieza a sufrir daños irreversibles.

Consecuencias agronómicas: cuando el agua se queda
El exceso de agua no solo ahoga los suelos, también asfixia las raíces de las plantas. Entre los síntomas más frecuentes observados se encuentran el amarillamiento de hojas, la pérdida de raíces y en casos extremos, la pérdida total de la cosecha. Incluso con lluvias moderadas y acumulaciones menores a 5 cm, si el agua permanece más de 24 horas sin evacuarse, el sistema radicular puede colapsar.

Drenaje: el punto débil de la infraestructura rural
El drenaje ineficiente ha emergido como uno de los principales factores que agravan los efectos de las lluvias intensas sobre las fincas bananeras del Ecuador. El problema no radica únicamente en la intensidad de las lluvias, sino en la carencia de infraestructura adecuada. La mayoría de productores se apoya en la limpieza de drenajes como principal medida. Mientras que en Guayas no se tiene estaciones de bombeo y en Los Ríos solo el 14.29%. Y en cuanto a los canales adicionales, se vive una situación similar, con un 20% de las fincas de Guayas teniendo esta medida adaptativa y y en Los Ríos solo un 14%.
Aún más revelador es que en las fincas con tiempos de evacuación prolongados, las acciones se limitan casi exclusivamente a la limpieza periódica, sin otras estrategias complementarias. Incluso en fincas con lluvias moderadas (menos de 150 mm), se han reportado acumulaciones significativas y tiempos de evacuación superiores a 36 horas, lo que demuestra que el sistema de drenaje actual no responde adecuadamente ni siquiera ante precipitaciones manejables.
Además, el mantenimiento irregular agrava la situación. En Guayas, el 80% realiza limpieza solo una vez al año, mientras que en Los Ríos, aunque un 36% limpia de forma continua durante la temporada, esto no ha sido suficiente para garantizar un desagüe eficaz. La falta de tecnificación y monitoreo del sistema hídrico convierte al drenaje en el eslabón más débil frente al cambio climático.
Los datos recopilados permiten afirmar que las diferencias en infraestructura y gestión del drenaje representan una de las principales causas de vulnerabilidad de las fincas bananeras ante las lluvias. Más allá de los milímetros de precipitación, lo que determina el grado de afectación es el tiempo de permanencia del agua en el suelo, y esto está directamente ligado a la capacidad técnica y operativa de cada finca. El cambio climático intensifica fenómenos extremos y desnuda las desigualdades estructurales del agro ecuatoriano. Mejorar la infraestructura de drenaje no es un lujo, sino una necesidad urgente para garantizar la sostenibilidad del banano ecuatoriano, uno de los pilares de la economía nacional.
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